El jovencísimo Henry fue entonces diagnosticado como débil mental y le ingresaron en un hospital mental de Illinois, donde pasó toda su adolescencia. En 1909 escapó de la antedicha institución y empezó a emplearse como lavaplatos y conserje en diversos hospitales de Chicago.
Nunca mostró su obra, y tras su muerte en 1973, el dueño del edificio donde vivió encontró un tesoro: miles de páginas que narraban una historia fantástica de épicas dimensiones además de cientos de cuadros de proporciones y colores exorbitantes.



No hay comentarios:
Publicar un comentario